¿CÓMO ACTÚA EL MONÓXIDO DE CARBONO SOBRE LA SALUD DE LAS PERSONAS?



El monóxido de carbono, se combina con la sangre a través de los pulmones mucho más fácilmente que el oxígeno. Se une a nuestra hemoglobina 250 veces más rápido que el oxígeno, formando carboxiheglobina (COHg).

Así reduce la capacidad de la sangre para transportar oxígeno y hace que las células no puedan utilizar todo el oxígeno que les llega. La falta de oxígeno afecta principalmente al cerebro y al corazón.

Los síntomas frecuentes son:
- SUEÑO
- CANSANCIO
- CEFALEAS
- MAREOS
- ANGOR PECTORIS
- NÁUSEAS
- VÓMITOS
- PÉRDIDA DEL CONOCIMIENTO
- CONVULSIONES
- COMA
- MUERTE

Una intoxicación leve tendrá como manifestaciones: debilidad, cansancio y tendencia al sueño, dolor de cabeza, nauseas y vómitos, dolor de pecho y pulso rápido al principio.
Muchas intoxicaciones leves por monóxido de carbono se diagnostican como intoxicaciones alimentarias.

Una intoxicación grave puede producir: temperatura corporal baja, inconsciencia, respiración irregular y superficial; el paciente puede dejar de respirar, puede tener convulsiones, pulso lento, que puede ser irregular, como así también tensión arterial baja.
El paciente puede tardar varias semanas en restablecerse si ha sufrido una intoxicación grave. Pueden presentarse recaídas hasta cuatro semanas después del restablecimiento aparente. Algunas personas quedan con una lesión permanente del cerebro y con problemas de
memoria.
Otras tantas intoxicaciones graves por monóxido de carbono se diagnostican como accidentes cerebro-vasculares y/o infarto agudo de miocardio.

La exposición al
monóxido de carbono aún por un período breve, produce daños irreparables: unas pocas partículas alteran el funcionamiento del sistema nervioso y provoca desde cambios de humor y cefaleas permanentes hasta lesiones neurológicas.

Si estamos en un ambiente contaminado con
monóxido de carbono, el grado de afectación de la salud va a depender de la cantidad de monóxido de carbono existente y del tiempo que permanezcamos en él.

Podemos observar en el siguiente gráfico, que en un ambiente con 200 partes por millón (ppm) de monóxido de carbono, empezamos a tener efectos perceptibles a partir de las 2 ½ horas de exposición.


Si la concentración del monóxido de carbono en aire es de 1500 ppm a los 15 minutos de exposición la persona se muere. Este valor de concentración, se alcanza muy fácilmente cuando la instalación presenta una deficiencia severa.

CUIDANDO A SIMÓN




"Cuidando a Simón" es el cortometraje ganador del Concurso Nacional de Cortos, organizado en forma conjunta entre el Ente Nacional Regulador del Gas y Adigas; contó con el auspicio del INCAA.


LOS ARTEFACTOS A GAS EN NUESTRO HOGAR






Todo artefacto usado para quemar algún combustible, puede producir monóxido de carbono si no está asegurada la suficiente llegada de oxígeno al quemador.
Puede haber producción de monóxido de carbono en calefones, termotanques, estufas y cocinas a gas, calentadores a gas o kerosene, faroles a gas o kerosene, hogares o cocinas a leña, salamandras, braseros, parrillas a leña o carbón, hornos a gas o leña, anafes, calderas, motores en combustión, entre otros.

Cuando la cantidad de oxígeno que se combina con el combustible es insuficiente, la combustión es incompleta y aparece el monóxido de carbono en los productos de la combustión.



La llama que genera esta situación presenta una tonalidad amarilla, debido al carbono libre en estado de incandescencia.
Si la llama del quemador tiene color amarillo, naranja e inestable, algo está mal en el artefacto y su sistema de ventilación, y en consecuencia podemos estar en peligro por la posible presencia de monóxido de carbono.

La falta de oxígeno en el ambiente explica por qué el mayor número de accidentes se produce en épocas de bajas temperaturas. En el invierno, las personas tienden a confinarse en un ambiente, cierran todas las aberturas que en verano están abiertas (puertas y ventanas) y en realidad lo que están haciendo es restar oxígeno para la combustión, ésta será incompleta y así aparecerá el monóxido de carbono.

Esto no quiere decir que en invierno hay que vivir con las puertas y ventanas abiertas. Precisamente, para evitarlo la reglamentación técnica vigente exige ventilaciones permanentes como las rejillas para el ingreso de aire. Otras veces, sucede que aún existiendo estas rejillas, el usuario las tapa.







En cambio, cuando la cantidad de oxígeno que se mezcla con el combustible es suficiente y además se combina en forma eficiente, los gases que se obtienen como producto de la combustión son anhídrido carbónico y vapor de agua. Ellos no afectan nuestra salud. La llama, en este caso, es de color preponderantemente azul, transparente y aprovecha al máximo la capacidad del combustible de generar calor.

El monóxido de carbono aparece en nuestros hogares cuando el artefacto:
- Está en mal estado.
- No funciona correctamente.
- No está instalado en el lugar adecuado.
- No tiene sistema de ventilación.
- El sistema de ventilación está desconectado u obturado.
El monóxido de carbono no tiene olor, ni color, ni sabor y no irrita los ojos, ni la nariz, por lo tanto no debe confiarse en estas percepciones para detectar la presencia del veneno en el ambiente.
Hay algunos indicios que pueden hacer sospechar la presencia del monóxido de carbono en el ambiente, tales como:
- Coloración amarilla o naranja de la llama, en lugar del azul transparente normal.
- Aparición de manchas, tiznado o decoloración de los artefactos, sus conductos de evacuación o alrededor de ellos.